Coco Chanel

Gabrielle «Coco» Chanel es, sin lugar a duda, la diseñadora de modas más famosa de la historia. Más palabras se han escrito sobre ella que sobre cualquier otro creativo de la industria textil. Y no es desconocido el mito de la pobre huerfanita que creció en el campo francés y se dio a conocer como cantante de bar durante su juventud en París, para luego establecerse como una de las más refinadas diseñadoras en el número 21, rue Cambon, en pleno distrito de la moda. ¿Pero quién, realmente, fue Coco Chanel?

Gabrielle nació en el pueblo de Saumur el 19 de agosto de 1883. Según ella, cuando tenía doce años murió su madre y su padre, un pobre vendedor ambulante de prendas de vestir, la dejó con sus hermanas en un orfanato regido por monjas. Allí pasó infelices años de su niñez, antes de mudarse a París en los primeros años del siglo XX. Su primer trabajo en la ciudad fue de cantante en el bar «La Rotonde» y se cree que adquirió el apodo de Coco después de cantar «Qui qu’a vu Coco dans le Trocadéro» (el título de la canción traduce a «aquel que ha visto a Coco en Trocadero»). En 1908, Chanel comenzó a vivir con su amante, el criador de caballos Étienne Balsan, quien financió su primer negocio de sombreros. Pero no fue hasta 1910, después de iniciar un largo amorío con otro amante de los caballos, el inglés Arthur «Boy» Capel, que Chanel abrió su primer taller de confección, en la famosa casa del 21, rue Cambon.

Los primeros éxitos, 1913–1919

En el verano de 1913, un año antes de que iniciara la Primera Guerra Mundial, Chanel abrió su tienda en Deauville, el lugar en el cual irían a parar la mayoría de los parisinos adinerados durante la guerra. Siempre intrigada por la elegancia casual del vestido masculino e inspirada por el estilo deportivo de su amante, Boy Capel, Chanel desarrolló los principios básicos de su diseño: el lujo de la simplicidad; la insistencia en la perfección de la costura y la calidad de los materiales; y la necesidad de la mujer de ser y mantenerse delgada. Y así nacieron las primeras piezas estrella de Chanel: abrigos de tres-cuartos, faldas justo debajo de la rodilla (relativamente cortas para la época), blusas con cuello marinero, cinturones de montar a caballo y sastres hechos de jersey. Para la noche, predominaron los vestidos ultra-románticos en encaje de Chantilly.

El auge, 1920s y 30s

Coco Chanel y Serge Lifar en el Lido Venise, 1937

Tras la muerte de su gran amor, Boy Capel, en 1919, el estilo de Chanel reflejó su luto: predominó el negro, con notas de blanco y beige. Pero pronto, los nuevos amantes inspiraron nuevos diseños: el Granduque Dmitri Pavlovich de Rusia inspiró vestidos anchos, chalecos, y blusas largas y entubadas con cinturón en 1920–23; el Duque de Westminster, por su parte, inspiró el diseño de blazers, camisas de mancornas, boinas y pañoletas atadas al cuello, e incitó el uso de la lana y el paño inglés (o tweed) en los diseños de Chanel de 1923–30. Por esta época, se impuso el look a la garçonne en el estilo Chanel y la misma diseñadora fue vista, con frecuencia, en pantalones tipo marinero.

Por esta época, también, se impusieron las enormes joyas que caracterizaron el estilo de Chanel. Éstas no estaban diseñadas para mostrar la riqueza, sino para complementar los conjuntos, incluso durante el día. La diseñadora creó largos collares de piedras de colores, pendientes de cruces bizantinas, y otras joyas inspiradas en los botones, las cadenas y las borlas del traje militar. Los collares de enormes perlas falsas fueron el éxito rotundo.

En la década de 1930, Chanel comenzó a adornar sus blusas con moños en el cuello y a crear sastres más femeninos, con chaquetas entalladas a la cintura y faldas más largas, ligeramente acampanada. Estos años coincidieron con la época dorada de Hollywood, permitiéndole a Chanel vestir a grandes estrellas del cine como Greta Garbo, Gloria Swanson y Marlene Dietrich e, incluso, diseñar el vestuario de más de una película.

Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial en 1939, Chanel se vio obligada a cerrar su casa de modas en París, aunque continuó vendiendo perfumes —que, con el maquillaje, había lanzado desde los 20s—. Durante la guerra, vivió con su amante alemán en el Hotel Ritz de París y en 1944, huyó al exilio en Suiza, tras ser acusada de colaborar con los Nazis durante la ocupación.

Gabrielle «Coco» Chanel en su apartamento en el número 21, rue Cambon de París.

El regreso, 1950s y 60s

A los 70 años, en 1953, Chanel retornó a París y reabrió su casa de modas. El 5 de febrero de 1954, lanzó su primera colección después de la guerra. Mientras los editores de moda parisinos la proclamaban un fiasco que mostraba la vejez de la diseñadora, los reporteros de la revista Vogue norteamericana la aclamaron. En un artículo de tres páginas, resumieron la filosofía del diseño de Chanel:

Un vestido no está bien si es incómodo. Un vestido debe funcionar; los bolsillos deben estar en el lugar propio para ser usados, un botón jamás debe ir sin un ojal que le corresponda. Una manga no está bien a menos de que el brazo se pueda mover fácilmente. La elegancia en el vestir significa libertad de movimiento. (American Vogue, 15 de febrero de 1954, p. 84)

Pero fue la modernización de las fórmulas que la habían llevado al éxito en el pasado lo que la consagró como diseñadora tras su regreso: sastres de jersey con blusas de cuello de moño, faldas plisadas y blazers de colegiala, adornadas con botones recubiertos de tela o hechos en latón en figura de león o de flor. En 1957, añadió guarniciones de trenza a sus chaquetas tipo cardigan. Y, poco a poco, hizo famoso su look clásico de sastres en lana, tweed o jersey con bolsillos funcionales múltiples, acompañados de cadenas doradas y perlas falsas, una cartera y zapatos de cabestrillo con punteras de color contrastante.

Aunque las modas juveniles de la década de 1960 parecían contrarias a la estética de Chanel —protagonizadas por la minifalda que ella tanto aborrecía—, la diseñadora continuó vistiendo a su fiel clientela con los sastres que, año tras año, rediseñó. Tal vez la clienta más famosa de este periodo fue Jacqueline Kennedy Onassis, quien, además, llevaba puesto un sastre al estilo Chanel (muchos aseguran que es una copia) el día del asesinato de su marido, John F. Kennedy.

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Chanel murió el 10 de enero de 1971, mientras preparaba su colección de primavera/verano para ese año. Su ropa y sus joyas fueron subastadas en Londres en 1978, después de que la diseñadora se consagrara como una de las más famosas —si no la más— de la historia. Su casa de modas, hoy dirigida en contrato vitalicio por Karl Lagerfeld, mantiene vigente su estética y continúa siendo un emblema del chic parisino, incluso en nuestros días.

Lecturas adicionales

Crick, Jessa. Gabrielle «Coco» Chanel (1883–1971) and the House of Chanel, Heilbrunn Timeline of Art History. Nueva York: Metropolitan Museum of Art, 2004.

De la Haye, Amy. Chanel, Gabrielle (Coco). The Berg Companion to Fashion, editado por Valerie Steele. Oxford: Berg, 2010.

McDowell, Colin. Gabrielle «Coco» Chanel (1883–1971). Business of Fashion: Education. París, 2015.

Laura Beltrán-Rubio es curadora, investigadora y educadora de moda, con énfasis en Latinoamérica y las artes indígenas globales. Recibió su Maestría en Estudios de Moda de Parsons School of Design (Nueva York) y su Ph.D. de la Universidad de William & Mary (Virginia). Su trabajo explora las construcciones de identidad a través de la moda y el arte.

En 2019, diseñó y dictó el primer curso introductorio a los Estudios de Moda en Colombia, ofrecido a través de la Maestría en Diseño de la Universidad de Los Andes en Bogotá. Actualmente es Profesora en De Montfort University (Reino Unido) e Investigadora Senior en Fashion and Race Database.