Moda

Modelos caminando en la pasarela del desfile de Georges Hobeika en la semana de la moda de Alta costura de París en julio de 2019.

Según la política editorial de Fashion Theory: The Journal of Dress, Body & Culture, la moda es una «construcción cultural de la identidad encarnada.» Como tal, la moda abarca una variedad de formas de presentación personal, que van desde los estilos de calle hasta la llamada alta moda, creada por diseñadores y modistas. La moda también tiene que ver con el modo en que se hacen las cosas: modelar algo significa hacerlo de una forma particular. Finalmente, y más comúnmente, la moda se define como el estilo predominante del traje o el comportamiento en un momento determinado; esta última definición que implica que la moda se caracteriza por el cambio continuo (Steele 2005).

«Moda» vs. «traje»

Con frecuencia, las palabras «traje» y «moda» se usan de forma intercambiable, aunque ellas hayan emergido de disciplinas distintas. La primera se ha estudiado casi siempre desde la historia del arte, y en relación con la interpretación del traje (o la indumentaria) dentro del contexto del museo y en relación con la antropología. Esta aproximación parte de la propensión de los humanos a adornarse, aunque esto no siempre se hace a través del traje y puede incluir prácticas como la pintura corporal, el uso de aretes y los tatuajes (Entwistle 2000).

La segunda es considerada un sistema más complejo que hace parte de una sociedad en particular. Este sistema integra el fenómeno cultural de la moda con su manufactura y las tecnologías, el mercadeo y los demás procesos en los cuales se basan las relaciones de producción y consumo del traje (Entwistle 2000). En este sentido, la moda es una actividad colectiva (Kawamura 2005) y un proceso de negociación y navegación a través del cual el individuo interactúa con el colectivo en la definición de la identidad (Kaiser 2012). Esta definición de la moda como un sistema especial de indumentaria está estrechamente ligada con el auge de la modernidad en Occidente. Los cambios socio-políticos sistemáticos y regulados y la aceleración del tiempo que caracterizan la moda son también factores clave de la modernidad (Entwistle 2000). Sin embargo, esta visión privilegia la moda como una construcción capitalista y occidental, dejando por fuera a los sistemas de moda de sociedades pre-modernas (y pre-capitalistas) y a grandes regiones geográficas como Asia, África y Latinoamérica (Lillethun y Welters 2016; Root 2005).

Moda y modernidad

Muchos académicos consideran que existe una relación directa entre la mode («moda» en francés) y la modernité, que significa modernidad y denota las calidades estilísticas de lo que se considera moderno. En efecto, la cantidad de personas que siguen las tendencias de la moda parece haber incrementado fuertemente durante la Edad Moderna, especialmente desde comienzos del siglo XIX, con la difusión de la democracia y el auge de la industrialización. Las últimas décadas del XIX, además, vieron el nacimiento de la producción en masa de ropa y el desarrollo de la alta costura en París. Sin embargo, hay evidencia de sociedades no-occidentales y premodernas en las que el comportamiento frente al traje reflejan un fenómeno similar al de la moda. Por ejemplo, en la China de la Dinastía Tang (618–907); en la cultura Azteca de Moctezuma, en donde el traje debía ser usado acorde al estatus social; y en la cultura Inca prehispánica, en donde la ropa era parte esencial de un sistema complejo y jerarquizado de clasificación social.

3 mitos de moda

Así como se mantiene la idea errónea de que la moda es esencialmente moderna y occidental, hay otros mitos comunes relacionados con ella:

  1. Que la moda es distinta a la ropa que usamos en el diario vivir. La moda no está sujeta a lo que se crea en una gran casa de diseño e incluye las prácticas de los distintos individuos que hacen parte de una sociedad en su diario vivir.
  2. Que los hombres no tienen nada que ver con moda. Aunque los cambios en la vestimenta masculina parecen ser más lentos y sutiles que los de ropa femenina, ésta también se ve influenciada por los dictámenes de la moda. Antes del siglo XIX, además, los hombres se involucraban en prácticas de vestuario por lo menos tan elaboradas como las de las mujeres de la época.
  3. Que la moda es anti-feminista. Aunque algunas feministas de los años 70 se opusieron rotundamente a la moda como un arma para subyugar a la mujer, otras la han usado como arma de empoderamiento. A finales del siglo XIX, por ejemplo, Amelia Bloomer comenzó a usar pantalones bombachos (que pronto adoptaron el nombre de bloomers) mientras luchaba por el movimiento sufragista en Estados Unidos. Hoy, muchas mujeres usan ciertos tipos de ropa para comunicar su feminismo: mini faldas como protesta contra el abuso callejero, camisetas con mensajes, ropa «modesta», velos y turbantes como arma para arma para ocultar su seducción y reclamar su intelecto y humanidad, y hasta gorros rosados para protestar por sus derechos.

¿Por qué es importante estudiar la moda?

La moda es el resultado de un proceso histórico: es un flujo en el tiempo. Con frecuencia, lo moda niega todo lo que existía justo antes de continuar con su búsqueda incesante por lo nuevo, demostrando así la búsqueda por el «presente eterno» en la sociedad contemporánea. Entonces, la moda puede usarse para entender el cambio, pues materializa las interrupciones y discontinuidades de la historia. Además, por su relación cercana con los cambios en el tiempo, la moda se convierte en un proceso histórico que define al mismo tiempo. Estudiándola, podemos entender una cantidad de dinámicas económicas, sociales y culturales de distintas sociedades (históricas y contemporáneas) y los cambios que en ellas se dan.

Lecturas adicionales

Entwistle, Joanne. 2000. «Theorizing Fashion and Dress.» The Fashioned Body: Fashion, Dress and Modern Social Theory, 40–77. Cambridge: Polity Press.

Hollander, Anne. 1994. «II. The Work of Fashion.» Sex & Suits, 14–62. Nueva York: Alfred A. Knopf, Inc.

Kaiser, Susan B. 2012. «Fashion and Culture: Cultural Studies, Fashion Studies.» Fashion and Cultural Studies, 1–27. Londres: Berg.

Kawamura, Yuniya. 2005. «1. Introduction.» Fashion-ology: An Introduction to Fashion Studies, 1–18. Oxford: Berg.

Riello, Giorgio, y Peter McNeil. 2010. «Introduction.» The Fashion History Reader: Global Perspectives, editado por Giorgio Riello y Peter McNeil, 1–14. Nueva York: Routledge.

Root, Regina A., ed. 2005. The Latin American Fashion Reader. Oxford: Berg.

Steele, Valerie. 2005. «Fashion.» Encyclopedia of Clothing and Fashion, editada por Valerie Steele, 12–13. Nueva York: Berg.

Welters, Linda, y Abby Lillethun. 2018. Fashion History: A Global View. Londres: Bloomsbury.

Wilson, Elizabeth. 1985. «Foreword» e «Introduction». Adorned in Dreams, vii–xi y 1–15. New Brunswick, NJ: Rutgers University Press.

Laura Beltrán-Rubio es investigadora, escritora, educadora y curadora del arte y de la moda, con énfasis en el mundo hispánico. Recibió su Maestría en Estudios de Moda de Parsons School of Design (Nueva York) y se está doctorando en la Universidad de William & Mary (Virginia). Su trabajo explora las construcciones de identidad a través de la moda y el arte en Europa y Latinoamérica.

En 2019, diseñó y dictó el primer curso introductorio a los Estudios de Moda en Colombia, ofrecido a través de la Maestría en Diseño de la Universidad de Los Andes en Bogotá. Su trabajo ha sido publicado en “Cuaderno”, el “Journal of Dress History” y ”Fashion Theory”.