Luz Lancheros es uno de esos nombres casi que mĂticos en el periodismo de modaSegĂşn la polĂtica editorial de Fashion Theory: The Journal of Dress, Body & Culture, la moda es una "construcciĂłn cultural de la identidad encarnada." Como tal, la moda abarca una... Ver más en Colombia y LatinoamĂ©rica. A travĂ©s de su trabajo, nos ha enseñado a entender la moda como un fenĂłmeno polĂtico, social y cultural, más allá del simple reportaje de tendencias. Hace un año, tuve el honor de conocerla personalmente y tenerla como alumna en mi curso de «Estudios de moda
Los estudios de moda tienen como objetivo propiciar el análisis crĂtico de la moda en su diversidad de manifestaciones culturales y visuales. Ver más: teorĂa, cultura y sociedad» en la Universidad de Los Andes en Bogotá. Y desde entonces, se ha convertido en una de las más grandes defensoras y promotoras del trabajo que hacemos en Culturas de Moda —tanto asĂ que yo le digo que es nuestra «hada madrina»—. TodavĂa sueño con que algĂşn dĂa podamos publicar sus palabras e ideas en nuestros ensayos temáticos. Mientras tanto, me complace compartir la entrevista que le hice hace unas semanas. Porque no se puede hablar de «talento latino» sin ella. En esta entrevista, Luz nos cuenta de su trayectoria en el periodismo de moda y nos muestra lo enriquecedor que es mirarla desde otro ángulo.
¿Cómo empezó tu camino en el periodismo de moda y cómo llegaste hasta donde estás hoy?
Yo creo que hasta ahora se está abriendo un espacio en el periodismo de moda en el paĂs. Como todos los que me han antecedido, esto no me lo enseñó nadie. Me tocĂł empezar a colonizarlo sola desde la universidad porque en la Javeriana [donde estudiĂ©] tienes periodismo internacional, polĂtico, econĂłmico y cultural. Pero la moda no está dentro de lo cultural, lo que es un gran problema. Y todavĂa los grandes “dinosaurios” del periodismo, que manejan premios y todo esto, creen que el periodismo de moda no es algo cultural. Y pues hasta ahora como que se está abriendo el espacio. Entonces a mĂ me tocĂł sola.
Lo que yo hice fue ver desde teorĂas de la comunicaciĂłn y la representaciĂłn y aplicar todo eso a la moda. Fue muy rudimentario. En la Javeriana habĂa una materia que se llamaba “el secreto de la moda” y ahĂ desarrollĂ© mi tesis, que fue sobre tipos y estereotipos colombianos en la moda. Y leĂ todo lo que se me cruzaba por el frente. Ya despuĂ©s me eligieron como practicante en “Vida de hoy” y “Carrusel” en El Tiempo. Yo era más de Vida de hoy pero tambiĂ©n podĂa escribir para Carrusel porque son manejados por la misma persona, que es Adriana GarzĂłn. Y comencĂ© sola. HabĂa un blog chileno, “Viste la calle”, que en ese momento tenĂa una secciĂłn llamada moda y sociedad. A mĂ me gustaban los artĂculos que hacĂan porque no eran del tipo de “Versace sacĂł esto para la temporada y aquĂ hay unas fotos bonitas” y ya; a mĂ no me gustaba eso. A mĂ me gustaba cuando hablaban de moda y religiĂłn, de moda y polĂtica; ya tenĂa el antecedente de AngĂ©lica GallĂłn con la tesis, pero ella habĂa insistido en que la importancia de la moda en la sociedad y yo querĂa hablarlo desde temas más especĂficos. Entonces comencĂ© como practicante. Fui la primera persona en Carrusel que escribiĂł sobre blogueras de talla grande en Colombia, en el 2011, en un artĂculo que me acuerdo que se llamaba “Las fatshionistas”. AhĂ conocĂ a Laura Agudelo, que fue la primera de todas ellas. Y hablĂ© tambiĂ©n con algunas blogueras gringas e inglesas y ahĂ comencĂ© a hacer periodismo asĂ.
DespuĂ©s me topĂ© con Catherine Villota de Fashion Radicals, que fue la primera que me dio la oportunidad. AhĂ comencĂ© a desarrollar más esos temas de moda y sociedad, pero muy rudimentariamente. UsĂ© lo que yo sabĂa de Bourdieu, de Foucault y todo lo que habĂamos estudiado en teorĂa de la comunicaciĂłn y representaciĂłn y los primeros semestres, para desarrollarlo en moda. Y leĂa todo lo que me encontraba para poder escribir en este blog de Fashion Radicals.
Casi todo lo que se escribĂa en esa Ă©poca sobre moda era del tipo “ponte guapa” y yo soy la menos indicada para eso: me parecĂa sĂşper aburrido y yo no tenĂa bases porque vengo de clase media, de mamá con jean levantacola, básicamente. Entonces fue por eso que pensĂ© que habĂa que hacerlo desde un ángulo distinto y comencĂ© a explorar esos otros temas. Mi primer tema fue sobre el cuerpo de curvas y la colonizaciĂłn sobre el cuerpo, hablando del documental que Vice hizo en ese momento cuando fue a Colombiamoda y dijo que la moda en Colombia es un asco. AhĂ comencĂ© a explorar esos temas hasta 2016.
DespuĂ©s tuve trabajos varios, hasta que lleguĂ© a Publimetro como una periodista humilde, una pequeña abeja obrera de entretenimiento. AhĂ empecĂ© a colonizar yo solita el espacio de moda. ComencĂ© como periodista de entretenimiento porque cuando eres reciĂ©n egresada no tienes muchas opciones. EmpecĂ© en un portal de farándula que en ese momento se llamaba “La fiscalĂa” y yo era como una especie de Joan Rivers ahĂ. Ese trabajo le gustĂł a la gente de Publimetro, que necesitaban un periodista de televisiĂłn para su web y en ese momento Ă©ramos 4 personas. Entonces a cambio de hacer todos esos artĂculos tipo “expectativa vs. realidad”, “50 cosas que te pasan cuando vas a hacer una cosa de Pinterest”, todos esos artĂculos y de Pirry, de la telenovela, del corte de la famosa y todo ese tipo de basura viral que subĂa los nĂşmeros, por el otro lado estaba haciendo un periodismo serio. Mi primer jefe me dijo: “usted es como los miles de compañeros desempleados de este paĂs o nos sube el gráfico y a cambio puede hacer lo que se le dĂ© la gana”. Y asĂ comencĂ©.
En ese momento los dueños de Metro World News, un periĂłdico fundado como en el 2001, eran suecos y tenĂan como periodista de moda a Kenya Hunt, que ahora está en Grazia UK. A mĂ me gustaba lo que hacĂa en una secciĂłn que se llamaba ModMods y querĂa ser como ella. Pero largo es el camino, duro es el camino.
En el 2013 empecĂ© a hacer artĂculos de moda y economĂa, de por quĂ© la moda de Fast Fashion es tan cara, todo eso. ComencĂ© a hacerlo de a poquitos. Ese mismo año conocĂ a Valerie Steele en Ixel Moda, conocĂ a Tanya MelĂ©ndez; fue una de mis primeras grandes entrevistas. A Carolina Herrera y a la hija, a Esteban Cortázar… y ya despuĂ©s saliĂł la convocatoria para MĂ©xico, que era con una agencia de noticias latinoamericanas. Yo pensĂ© que allá podrĂa hacer lo mismo que estaba haciendo en Colombia. Como en todos los empleos de periodismo, sobretodo en los medios, habĂa que barrer, trapear, ser la secretaria del jefe, editar, hacer notas virales… pero tambiĂ©n podĂa hacer lo que yo quisiera. Y allá en MĂ©xico habĂa más oportunidades para escribir esas cosas. Entonces cuando fue Patricia Field, la entrevistĂ©; cuando Tess Holliday no era tan famosa, la entrevistĂ©. Y asĂ comencĂ© a hacer pinitos. Y todo lo que se me cruzara en el camino, lo iba leyendo. Yo siento que cuando uno es autodidacta, uno nunca termina de aprender. Y pues ya seguĂ haciendo artĂculos y artĂculos y la producciĂłn encargada de Metro World News en esa Ă©poca era muy europea entonces le dije a mi jefe que hiciĂ©ramos algo de moda latina porque esto se estaba despertando. Yo ya habĂa entrevistado a mucha gente tambiĂ©n, incluida Patricia Soley, y la ponĂa con mis inquietudes en el blog de Fashion Radicals. Incluso entrevistĂ© a una muchacha que se fue a los Grammy y que me contactĂł su agente. Yo siempre buscaba historias por aparte, siempre hacĂa más de lo que me pedĂan.
Finalmente llegĂł 2016 y me dijeron que me quedaba con el puesto de Metro World News. Y ahĂ seguĂ haciendo historias basadas en moda y en polĂtica. Mi primer artĂculo, me acuerdo muy bien, fue cuando estaba El Chapo con la camiseta y la camiseta se vendiĂł muy bien y ahĂ hice un artĂculo sĂşper grande que hasta saliĂł en Metro Estados Unidos, sobre moda y Narco: hablamos de todas las implicaciones patriarcales y violentas, hablamos del jean levantacola, hablamos de la serie de Manuela Henao, que hizo unas fotografĂas de la narcoestĂ©tica, hablamos de la misma narcoestĂ©tica, de las marcas narco. TambiĂ©n un poquito de moda musulmana y africana… esos fueron mis primeros artĂculos. Y ya despuĂ©s entrevistas con Ari Seth Cohen, Lyn Slater y de ahĂ pa’delante como un chorrero. Y tambiĂ©n con el FIT y sus varias exposiciones: he entrevistado como en cuatro ocasiones a los curadores (por ejemplo, «Fashion Unraveled», «Power Mode» y «Force of Nature»). Y ya. Todo lo que cubriera la moda pero más allá del blog y del ángulo “bloguera cool” porque eso nunca me gustĂł. A mĂ me gustaban las historias alternativas porque yo tambiĂ©n era muy asĂ. Para mĂ no tenĂa sentido retratar lo que retrataban otros medios. Y aquĂ van 4 años ya en estas, hasta que me devolvĂ en 2017 a Colombia y aquĂ estamos.
Tu camino desde el periodismo refleja el camino que han hecho, por ejemplo, muchos acadĂ©micos que hoy conocemos como los pioneros de los estudios de moda, pero que originalmente fueron entrenados en otras disciplinas, como antropologĂa, sociologĂa, estudios culturales… ellos tambiĂ©n empezaron aplicando sus propias teorĂas a lo que es la moda y asĂ fue que surgieron los estudios de moda. Entonces ese ejercicio que tĂş haces es esa misma labor pionera del periodismo de moda más riguroso en nuestra regiĂłn.
Es que la idea era esa. Con todo respeto a mis antecesoras, siempre veĂamos que el periodismo de moda que se hacĂa en las grandes publicaciones sobre los vestidos que se deben usar o sobre quiĂ©n es la bloguera de moda. Pero eso no le llega a la gente. Yo no sĂ© si es porque yo siempre he tenido jefes hombres. Mi jefe es un periodista hombre chileno, cis-gĂ©nero, heterosexual —todos han sido asĂ por ese corte— y ellos son los que me aterrizan. A mĂ me dicen: “¿A mĂ quĂ© carajos me importa leer o ver una historia sobre un vestido que mi mujer no se va a poder poner? A mĂ hábleme más bien de por quĂ© no le puedo decir a Kim Kardashian que es una vulgar.” Y cuando yo le doy las razones y le digo que deje de ser machista, ahĂ es cuando aceptan la historia y me presionan a que eso sea lo que cuente. La historia que que yo debo contar tiene que entenderla quien la lee en el Metro de MoscĂş hasta la señora que está haciendo los chilaquiles en MĂ©xico. Entonces la tengo que aterrizar. Y eso me ha ayudado a entender mucho que esto [la moda] no es sĂłlo lo suntuoso, aunque hay muchas revistas que venden eso, sino que hay historias que pueden acercar a muchĂsima gente a la moda: desde lo polĂtico, las periferias, etc.
Una de las historias de las que más me siento orgullosa es la de los muchachos de Mr. Erbil, que en pleno conflicto con el ISIS y la guerra de Irak, ellos se vestĂan de Dandis para mostrar que la moda los ayudaba a ser libres. O por ejemplo los cubanos tambiĂ©n: se hacen llegar ropa de fast fashion porque para ellos es expresiĂłn de individualidad. Para mĂ es como estar en esas pequeñas historias y en las periferias. Porque ya hay muchĂsimo cubrimiento para los desfiles y las presentaciones de Marc Jacobs y Alessandro Michele y las palabras poĂ©ticas… y eso no interesa cuando hay una persona que, inspirada en ellos o en otras cosas, ve la moda de otra manera. Y esas son las historias que a mĂ me gusta buscar. Siempre lo he hecho de esa manera y me parece que la moda se debe ver como transformador de la sociedad, como expresiĂłn y polĂtica, como expresiĂłn individual. Porque no es lo mismo la persona que puede comprar un Gucci que una persona que compra una rĂ©plica y se la muestra a sus amigas en un barrio perifĂ©rico. Esos significados son los que a mĂ más me atraen. Porque es lo más cercano no tanto a mi realidad como a todas esas realidades que me han rodeado toda la vida y que he visto a travĂ©s de mi trasegar en mi camino periodĂstico.

¿Has tenido algún mentor en este camino? ¿Cuáles han sido tus más grandes influencias?
Yo creo que cuando comencĂ© con esto, Eugenia de la Torriente, que ahora es directora de Vogue España, hacĂa un periodismo muy econĂłmico y polĂtico en El PaĂs y comenzĂł a marcar el camino para mĂ. TambiĂ©n comencĂ© a leer a Vanessa Friedman, a Robin Givhan, a los que escribĂan en el blog chileno que ya mencionĂ© y pensĂ© que yo querĂa hacer eso tambiĂ©n. Me parece importante que sea serio. Cuando comenzĂł a haber voces en periodismo y en crĂtica de moda, empecĂ© a seguirlas para bien y para mal. Pero tambiĂ©n quise marcar mi propio camino. Porque esas voces de crĂtica de moda se enfocaban más que todo en que Ă©ramos un paĂs de mal gusto y que aquĂ no existĂa la clase y que nadie se vestĂa bien. Y yo me di cuenta que yo vengo de ese mal gusto porque soy de clase media. Mi mamá me decĂa que la ropa de Zara es de viejita porque, si uno no muestra la cola, eso es que el vestido no le sirviĂł. Entonces yo pensĂ© que podĂa marcar ese periodismo desde mis orĂgenes, sobretodo en Colombia, en vez de dedicarme a hablar solamente de Chanel y ParĂs. Y si están diciĂ©ndome que soy de mal gusto, pues seamos de mal gusto y quĂ© carajos. Entonces ahĂ comencĂ© a hablar de la moda masiva en Colombia, con la gente del Gran San, a hablar del jean levantacola, de por quĂ© la gente tiene tantos prejuicios hacia otras estĂ©ticas… y entre 2013 y 2015 empecĂ© yo a marcar esos derroteros y a tener en cuenta la moda masiva, cosa que muy poca gente habĂa hecho hasta ese momento en el paĂs. Ya despuĂ©s se comenzĂł a tomar en serio el tema pero siempre combatĂ contra ese clasismo absurdo; incluso en el Gran San tuvimos un conversatorio y la gente me decĂa que yo les querĂa imponer la narco-moda. Y yo no estoy para decirle a la gente cĂłmo vestirse. Solamente estoy diciendo que esa estĂ©tica existe y que no podemos menospreciarla con categorĂas morales. Digamos que ahĂ comprendĂ que ese clasismo sĂ seguĂa enquistado y comencĂ© a defender más fuertemente todas esas estĂ©ticas y expresiones.
Y ya cuando uno va por ejemplo a MĂ©xico y ve toda la cultura del counterfeit (la imitaciĂłn) y todo lo que tienen, se ve mucho mejor. La comprensiĂłn del periodismo de moda en LatinoamĂ©rica es muy limitada. No solamente es ver la “high street” ni vender la cartera artesanal de $500.000 (colombianos, alrededor de 140 USD) diseñada para el turista blanco, sino tambiĂ©n ver que hay muchas cosas que se están ignorando. Y ahĂ empecĂ© a ver una lĂnea clara en cuanto a periodismo de moda versiĂłn latinoamericana y colombiana.
¿Cuáles han sido los mayores retos en tu camino en el periodismo?
Enfocarme en esta otra cara de la moda ha sido uno de los grandes retos y he recibido bastantes ataques por eso. Incluso en el 2018, cuando enfrentĂ© a una de estas mujeres, modelos veteranas, porque se quejĂł de que traĂan reggaetoneros a Colombiamoda, recibĂ ataques por mi fĂsico y ataques por todo lado. Porque aquĂ todavĂa creen que la moda tiene que ser para unos pocos; creen que cuando uno habla de otras clases sociales es paternalista o que uno tiene que “juntarse con ellos”. Y es porque les da rabia; están en una posiciĂłn muy cĂłmoda. Yo quise romper con todo eso. Cuando presentĂ© una ponencia en las V Experiencias Investigativas del Vestir y la Moda de la UPB, en donde estuvo Valerie Steele, dije eso: Ă©ste es un paĂs que todavĂa se niega a ver desde su privilegio y su señorialidad. En este paĂs la visiĂłn de moda fue construida desde el centro cachaco de Ă©lite y no está viĂ©ndose hacia otros lados. Por eso es que tenemos tantos prejuicios y tanta violencia hacia lo distinto/diferente. Entonces entre más me ataquen, más voy a visibilizar toda esa diferencia. Y asĂ lo he hecho.
En medio de toda esta lucha, ¿qué ha sido lo más gratificante?
Ha sido gratificante ver que en los Ăşltimos años ya se ha abierto un poco más el espectro estĂ©tico en cuanto a streetwear y reivindicaciones polĂticas en cuestiones de gĂ©nero, raza, etc. en la moda en Colombia, por parte de varias personas y sobretodo en lo digital. Hay gente que ya no le come cuento a los “dinosaurios señoriales” de la moda, que te critican con su clasismo y racismo y misoginia; ya hay muchos dispuestos a plantearles la cara y a cuestionarlos; ya no son vacas sagradas. El problema es que estas periodistas todavĂa creen que siguen teniendo la misma importancia, y de pronto sĂ lo son por fuera de los medios digitales. Pero las personas más jĂłvenes y con acceso a estos nuevos medios sĂ se están informando y están viendo que hay un mundo afuera y eso se ve en su modo de vestir, expresarse, crear contenido para redes sociales. Eso me hace sentir que estoy menos sola; ha salido muchĂsima gente que está dando sus luchas sociales y, desde mi pequeño espacio, me esfuerzo por visibilizarlos y apoyarlos. Algunos ejemplos son Manifiesta y Putamente Poderosas. Ya no me siento tan sola. Hace 5 años, 3 años inclusive, esto era una pelea donde yo me sentĂa sola porque Ă©ramos pocas las personas luchando contra esa señorialidad. Ahora somos más. Mientras algunos medios de toda la vida siguen dando el cubrimiento tradicional y están cayendo y no entienden que es por eso que se están muriendo, hay otros que sĂ están despertándose y eso ha sido un avance. TambiĂ©n he encontrado en estas personas grandes amigos y una manera distinta de ver la moda y la vida, que es en Ăşltimas lo que a mĂ me interesa. AsĂ como dicen que la cocina es para todos, yo pienso que la moda es para todos.

ÂżQuĂ© consejo le darĂas a alguien que está empezando como periodista de moda?
Le dirĂa que no existe un buen y un mal gusto, aunque uno sĂ tiene sus propios criterios. Hay toda una categorĂa colonial, histĂłrica, racial, social, para configurar el buen y el mal gusto pero hay que revisar esos tĂ©rminos porque no nos sirven en el periodismo de moda. AquĂ estamos hablando del contexto. Y antes de hablar de cualquier tema, producto, estĂ©tica o imagen, hay que estudiar el contexto. Hay que leer muchĂsimo todo el tiempo; yo siento que a mĂ no me alcanzan las horas porque tengo que leer más y más para no estar desinformada. Esto es de aprender poco a poco y es un tema como economĂa o polĂtica y se debe tratar con la misma seriedad; no es sĂłlo decir si algo es feo o es lindo o quĂ© está de moda. Hay que empezar por quĂ© significa estar de moda y reevaluar cada concepto, cada tĂ©rmino con el que se presenta una imagen. Y tambiĂ©n hay que acercarlo al pĂşblico. Escribir sobre moda sĂłlo con poesĂa ya no sirve en un tiempo en que la gente está exigiendo respuestas, está haciĂ©ndose preguntas y necesita enunciados rápidos y cuestionamientos rápidos, concisos y certeros.
Y uno como periodista tiene que acercar esos dos mundos. O eso es lo que yo pienso. La gente aquĂ en Colombia —y seguramente en la mayorĂa del mundo tambiĂ©n— le tiene miedo a esas estĂ©ticas que no son muy comunes en su dĂa a dĂa. Y por cuestiones de clase, de plata, de gĂ©nero, es distinto y no llegan a acercarse a la moda por esos temores; hay cierto factor de alejamiento que les hace pensar que la moda no es para ellos. Y a mĂ me da risa cuando salen hasta memes de alfombras rojas porque asĂ es como la gente está entendiendo la moda y uno tiene que explicarles de dĂłnde sale eso y de dĂłnde vienen los significados y de una forma en que ellos entiendan. Eso es algo que a uno le enseña el periodismo: a quitarse la pretensiĂłn. Porque la gente en redes, en su dĂa a dĂa, está entendiendo la moda de la otra manera.
ÂżPor quĂ© es importante conocer sobre la historia y la teorĂa de moda? ÂżCĂłmo crees que le puede servir a los diseñadores contemporáneos?
Para crear, uno tiene que saber dĂłnde está parado. La carencia de contexto no solamente te hace hacer el ridĂculo sino que tambiĂ©n te hace perder el contexto histĂłrico de lo que estás haciendo. Puedes llegar a creer que estás innovando cuando en realidad hay dĂ©cadas de personas que hicieron lo mismo que tĂş o que siglos antes a alguien más se le haya ocurrido lo mismo. Siento que, cuando vas a hablar de algo o tienes que crear algo, debes saber desde dĂłnde lo estás diciendo porque no es lo mismo ser, digamos, blanco privilegiado y hablar de un tema y que las personas que no son como tĂş lo reciban, que ser una minorĂa hablando desde su arista. Hablar de un tema es hablar de representaciĂłn y la de uno mismo importa. Y los diseñadores deben informarse, sĂ o sĂ, porque realmente no hay nada nuevo. Y hay circunstancias y factores en nuestras Ă©pocas que exigen más que ser un diseñador creativo inspirado, tipo Karl Lagerfeld o Hugo Lombardi, porque eso ya no existe. Ahora los diseñadores tienen que responder a otras demandas de los consumidores, y eso tambiĂ©n incluye polĂticas de gĂ©nero, raciales, sociales, etc. Y eso lo tienen que entender porque o si no les pasa lo que le pasĂł, por ejemplo, a Gucci y a todas las marcas y personas que ahorita están siendo guillotinadas en redes sociales, básicamente, por no saber dĂłnde están parados.
Esta es una conversación que nosotras ya hemos tenido, pero ¿qué piensas sobre la apropiación cultural?
Hombre, siento que es como una especie de continuaciĂłn del colonialismo pero en tĂ©rminos más glamourizados y estetizados. Una vez tuve una discusiĂłn terrible, en la que un politĂłlogo de Los Andes decĂa que eso no existĂa. Pero lo voy a poner más desde mi punto de vista: yo bailo danzas árabes desde hace 10 años. ÂżQuĂ© pasa cuando tĂş como bailarina tomas una cultura que se ha creado en Egipto desde hace más de 100–150 años y dices que es tuya y que es algo nuevo? Pues hay mucha gente que se va a ofender porque es la cultura y la historia de ellos y de una comunidad. Estás tomando la forma de ver el mundo de alguien para tu propio beneficio, para mal interpretarla y hacerla objeto de consumo para una poblaciĂłn más privilegiada y que ignora todo el trasfondo de lo que estás haciendo. Entonces, por ejemplo, cuando me dicen a mĂ que la danza árabe es para seducir a un hombre, yo sĂ© que es un sacrilegio porque es un elemento compartido por 22 paĂses árabes muy distintos entre sĂ, que han construido su identidad a raĂz del colonialismo, pero que siguen siendo culturas autĂłnomas y deben seguir siendo entendidas desde sus propios parámetros. Hay gente que dice que tiene que ser libre de tomar lo que quiera de todas las culturas. Pero no es asĂ, especialmente en el caso de culturas que han sido oprimidas y colonizadas y que están tratando de reivindicar y contar su propia historia y no los estamos dejando por creer que, al exotizarlos o unirlos a nuestras causas y saberes, les estamos haciendo un favor.
Otro ejemplo es la apropiación de las imágenes de las cholas por personajes como Gwen Stefani y Selena Gómez. Nosotros tenemos nuestra propia cultura como para que lleguen estas blancas y la vendan, hagan marca con ella y la exoticen diciendo que es súper cool, sabiendo que es nuestra forma de identificarnos. ¿Ahà a qué estamos jugando?
Yo creo que siempre hay que pedir permiso. Apreciar es pedir permiso, trabajar al lado de la comunidad y empoderarla para que ella misma cuente su historia y no sea sobre la historia del que lo apropia. Y ese es el cambio que le debemos dar al capitalismo, porque Ăşltimamente hemos visto que a todas estas culturas se las apropia lo blanco, el establecimiento, pero se adapta al gusto blanco para venderlo. La pregunta es Âżpor quĂ© no tenemos diseñadores indĂgenas? ÂżPor quĂ© no usamos las colaboraciones con artesanos para elegir a 6 o 7 muchachos talentosos que sepan y puedan, desde la artesanĂa de sus culturas, convertirse en diseñadores? ÂżPor quĂ© no dejamos que pase eso con todos los recursos que tenemos? ÂżPor quĂ© no se puede contar otra historia desde los saberes, no para el gusto blanco, sino para saber en quĂ© se puede transformar? Es un debate que tiene muchas aristas pero yo por lo menos pienso que es necesario respetar y que la exotizaciĂłn sĂ nos ha hecho muchĂsimo daño, todavĂa nos hace daño, asĂ creamos que estamos lejos de ello. Por ejemplo aquĂ en Colombia, cuando las mujeres no son blancas nos exotizan y sexualizan, asĂ no nos demos cuenta.

¿Cómo podemos usar la moda para descolonizar Latinoamérica y avanzar hacia la igualdad y la diversidad?
Tenemos que dejar de darle tanta atenciĂłn a los mismos blancos vestidos de boleros de siempre. (Sin ofender pero es el traje habitual de la gente blanca y rica de siempre.) Ellos han tenido atenciĂłn durante dĂ©cadas. Siempre que hay un evento de moda o cualquier cosa similar, ellos son los que tienen la atenciĂłn: los blancos, los ricos, los privilegiados. ÂżPor quĂ© no podemos mirar otras historias y otros creadores? ÂżPor quĂ© no darles voz y espacio para que muestren sus cosas desde periferias, desde centros de conflicto, desde la colaboraciĂłn social? Para mĂ eso es lo más importante. ÂżPor quĂ© no estudiar los modos de consumismo que no están en las periferias? O estudiar la evoluciĂłn de las fiestas de 15 años, los K-popers mexicanos, el counterfeit y todas esas expresiones en distintos paĂses. Es hora de hablar de eso pero todavĂa hay pocas publicaciones que lo están haciendo y es muy chiquito todavĂa. Pero eso tiene que llegar a los medios tradicionales y con eso no me refiero a poner a Yalitza Aparicio en una portada para que por dentro te vendan a la blanca con el bolsillo de Saks Fifth Ave en Polanco. En ese sentido hay que tener coherencia tambiĂ©n. Porque hablamos de “social washing” y Yalitza Aparicio y las oaxaqueñas y ponemos a la modelo negra en portada… todo eso muy bonito pero a travĂ©s de las imágenes, editoriales, la publicidad y los artĂculos solamente nos enfocamos en la gente blanca, rica y privilegiada y no llegamos a todos aquellos que viven la moda desde su propio origen y esa es la moda que hay que contar.
Hay una YouTuber en MĂ©xico que se llama Marisol DomĂnguez (aimep3) y se hizo viral porque la atacaron por “gorda” y “fea”. Es una mujer de talla grande, que está en uno de los barrios perifĂ©ricos de Ciudad de MĂ©xico y resulta que, por no ser ni racialmente atractiva por los estándares coloniales latinoamericanos ni tener una talla “correcta”, recibiĂł ataques y apareciĂł en páginas de memes. Muchos le dicen la YouTuber de los pobres aunque tiene muchĂsimos seguidores. Pero yo pensaba: ÂżquĂ© tal que ella no hubiera sido ni morena ni hubiera nacido en ese barrio sino en Condesa o en Polanco, por ejemplo? Aun si hubiera sido de talla grande, hubiera sido más aceptada y menos atacada en redes sociales de lo que es actualmente; no recibirĂa este bullying constante. Es horrible porque al menos en EE.UU. estamos viendo que esa belleza puede llegar a ganar terreno frente a las marcas grandes porque es la manera de verse de mucha gente. Pero aquĂ en LatinoamĂ©rica falta muchĂsimo para poder llegar a eso porque seguimos pensando que, para ser bella, la gente tiene que blanquearse y adaptarse a algunos estándares especĂficos para poder ser conocida como diferente. Yo adoro a mis amigas talla grande de toda LatinoamĂ©rica y Colombia pero pienso que la tendrĂan muchĂsimo más difĂcil si se vieran como esta señora de MĂ©xico. Ellas lograron tener su espacio de seguidores y han recibido tambiĂ©n ataques y odio, pero si fueran como esta mujer no tendrĂan ni la más mĂnima posibilidad de interactuar con una marca ni de salir en televisiĂłn. Mientras tanto, Marisol termina siendo reducida a una historieta caricaturesca de estereotĂpica latina y nada más. Si hubiera sido blanca, las cosas hubieran sido muy distintas para ella. Entonces mi análisis es que incluso las mujeres de talla grande tenemos que aparecer de cierta manera frente a un pĂşblico que no está acostumbrado a vernos ni a reconocernos. Lo afro y el gĂ©nero tambiĂ©n están permeados por esto y hay elementos de clasismo y racismo que nos puede llegar a costar 50 años superar. Porque tĂş puedes llegar a tolerar que un cantante como Pablo Alborán, rubio y español, sea homosexual, pero te vas a burlar del cantante de Tepito que está cantando vestido de Ăšrsula en un techo. Yo creo que ahĂ lo digital tambiĂ©n ha sido muy importante para reivindicar todos estos modos de ser. Por ejemplo, las Inventadas de Ciudad de MĂ©xico es una cuenta fantástica que retrata todas estas personas LGBT de las periferias y toda la gente que, desde su propio terreno, nos dice quienes son. Y eso me parece muy importante porque al fin y al cabo la moda es tambiĂ©n revisar los modos de ser a travĂ©s de la apariencia, el atuendo y todo lo que lo compone.