Los famosos estudios de moda han sido, en su mayoría, intentos por teorizar y pensar seriamente sobre la moda en el mundo occidental (Europeo y Norteamericano) a partir del Renacimiento. Y aunque el área de estudio haya sido declarada desde hace por lo menos dos décadas como interdisciplinaria, lo cierto es que se ha mantenido, de alguna forma, limitada en su alcance.
Si la moda es verdaderamente interdisciplinaria, ¿en dónde quedan los estudios que generan los creadores de moda como parte de sus prácticas de diseño y costura, colección tras colección? Y si la moda—definida ampliamente como el «impulso de estar a la moda» que definió Jennifer Craik hace ya también más de diez años—es una posibilidad compartida por todos los seres humanos, ¿por qué excluir a Latinoamérica de los estudios de moda?
Parte del problema, creemos, surgió de la desconexión entre la academia y la industria de la moda—una que se mantiene hasta hoy, incluso en las «capitales» de la moda como París y Nueva York—. Otra parte podría ser explicada por un predominante eurocentrismo en la academia, particularmente en aquella que se dedica al estudio de la moda.
Pero, tal vez la parte más grande del problema es que, al menos hasta ahora, han sido pocos los esfuerzos que se han hecho para discutir temas de estudios de moda enfocados a Latinoamérica y en idiomas distintos del inglés o el francés. En Argentina, se han publicado traducciones al español de textos escritos por las profesoras Regina A. Root y Susan Hallstead; hace no mucho, la Editorial Ampersand lanzó una colección especializada sobre estudios de moda, que hasta ahora acaba de ver su segundo libro, una colección de ensayos escritos por la curadora de moda Valerie Steele a lo largo de su carrera. En Brasil se publica una versión de la revista académica Fashion Theory en portugués, además de algunos libros con la investigación de profesores y académicos locales. Y en España se han publicado algunos textos sobre la indumentaria desde la historia del arte y la antropología, aunque éstos suelen ser de un carácter menos interdisciplinario que el permitido por los estudios de moda.