Catherine S. Ramírez: La mujer en el tacuche

Portada del libro con fotografía de tres mujeres vestidas con tacuche que están siendo observadas mientras entran a un carro de la policía
Portada del libro con fotografía de tres mujeres vestidas con tacuche que están siendo observadas mientras entran a un carro de la policía

Título original: The Woman in the Zoot Suit: Gender, Nationalism, and the Cultural Politics of Memory

Traducción: La mujer en el tacuche. Género, nacionalismo y la política cultural de la memoria

Autora: Catherine S. Ramírez

Editorial: Duke University Press »ver libro«

Año de publicación: 2009

Páginas: 253

Idioma: Inglés

Ilustraciones: 31 en blanco y negro

Imagen: Portada del libro

The Woman in the Zoot Suit [algo como La mujer en el tacuche] es una revaluación del rol de la pachuca en la historia. Como la representante femenina del pachuquismo, la pachuca encarna un lado frecuentemente olvidado de esta subcultura de mexicanos-americanos, que se caracterizó por vestirse de tacuche y hablar en caló (una creativa combination de inglés, español, náhuatl y otras lenguas populares). En su libro, Catherine S. Ramírez se enfrenta a una variedad de fuentes, que incluyen obras de arte, cultura popular y récords oficiales. A través de ellos, Ramírez busca reclamar el rol de la pachuca y, simultáneamente, entender mejor la forma en que ha sido recordada. Todo esto lo hace al mismo tiempo que cuestiona qué cuenta como «historia». Honrando los silencios del archivo en su análisis de fuentes, Ramírez argumenta que las pachucas han sido invisibles para el movimiento chicano de la década de 1960 y en la mayoría de las narrativas que componen la historia mexicana-americana. La reubicación de la pachuca dentro de la historia chicana, según Ramírez, es esencial: revela el rol del «ser mujer» —particularmente cuando esto se desvía de la norma establecida— en la escritura de la historia y en la construcción de discursos sobre el nacionalismo, la ciudadanía, la cultura y las identidades sexuales y de género.

Los primeros dos capítulos del libro de Ramírez analizan la centralidad del tacuche para el pachuquismo. Las historias orales que describe en el primer capítulo resaltan la forma en que la pachuca ha sido denigrada dentro de la historia chicana y la necesidad de recuperarla como figura: aunque las mujeres entrevistadas recordaban con cariño los momentos en que se vestían de tacuche, pocas aceptaron ser pachucas. El segundo capítulo analiza más profundamente el tacuche como una práctica de moda que rechazaba las restricciones de la ropa durante la Segunda Guerra Mundial y las normas pre-establecidas de raza, género y clase. El primer capítulo es el más débil en el estudio de Ramírez; aunque reconoce la importancia de la ropa que usaban las mujeres en la creación de sus identidades como pachucas, las mujeres entrevistadas parecen haber decidido usar esta ropa más por seguir la moda de la épica que a manera de resistencia. Hace falta el más mínimo análisis del sentimiento de nostalgia con el que las mujeres se referían a sus tacuches. Y todavía más ausente es el estudio de la importancia de la moda, como una extensión del cuerpo, en la creación de identidades. Aunque Ramírez reconoce que el tacuche fue un símbolo de resistencia trans-cultural en Los Ángeles, su análisis debió basarse más explícitamente en los estudios subculturales de la moda.[1] Esto le hubiera permitido una aproximación teórica más sólida a las intervenciones que Ramírez plantea en su libro, particularmente porque la doble-identidad de la pachuca —como una joven mexicana-americana durante la guerra y como un arquetipo del movimiento Chicano— es inseparable de sus prácticas de moda.

El tercer capítulo es muchísimo más exitoso que los primeros dos. En él, Ramírez presenta un análisis de cómo el idioma se convirtió en una forma de resistencia frente a la feminidad normativa para las pachucas al mismo tiempo que los medios populares y los oficiales del gobierno lo usaban para denigrarlas. Esta dualidad es una representación de la posición contradictoria que ha tenido la pachuca dentro de su subcultura y dentro de la sociedad más amplia. Ramírez termina de desarrollar esta dualidad en el cuarto capítulo, en el cual analiza el nacionalismo cultural del movimiento chicano (al que ella llama «la familia de la raza») y su exclusión de la pachuca. Esta exclusión se dio, según Ramírez, precisamente porque la pachuca contradecía la feminidad heteronormativa. Ramírez concibe a la pachuca como una imagen-icono, que ha sido apropiada y reapropiada repetidamente a lo largo de la historia; esto ha resultado en la ecuación de la pachuca con la malinche, la traidora arquetípica de la raza mexicana. Sin embargo, Ramírez nos presenta una nueva versión de la pachuca —como la malinche— que ocupa un espacio intermedio que no se conforma —y por ende rompe— con el patriarcado. Al reclamar a la pachuca de esta forma, Ramírez nos abre una nueva avenida de investigación. En el epílogo, Ramírez identifica a la «G.I. Juana» (la mexicana-americana miembro de las fuerzas militares estadounidenses) como la descendiente directa de la pachuca. Igualada con la mujer virginal o con su opuesta, la puta, la G.I. Juana nos muestra el peligro de los nacionalismos en sus formas de tratar las identidades femeninas binarias. Al mismo tiempo, sin embargo, la G.I. Juana, como descendiente de la pachuca, nos muestra el camino para entender a otras feminidades subversivas —particularmente aquellas que lo son a través del traje y el comportamiento— como jugadoras esenciales en la creación de nuevos nacionalismos, que no estén centrados en lo masculino.

El análisis que hace Ramírez de una amplia variedad de fuentes visuales y escritas, especialmente de medios populares, son particularmente valiosas en su trabajo. Ramírez parece entender la naturaleza fragmentaria del archivo, reconociendo y valorando sus silencios, y tratando de evitar llenarlos con sus propias interpretaciones. Mas aun, su maniobra teórica a través de la cual problematiza el archivo para darnos nuevos caminos en la investigación de feminidades subversivas y para reclamar las mujeres-arquetipos que nos ha quitado el patriarcado, debería ser un ejemplo para la investigación futura en el tema. Sin embargo, su análisis del tacuche como símbolo de resistencia es muy superficial. ¿Cuál fue la génesis del tacuche como una moda y como un artefacto cultural en los Estados Unidos del siglo XX? ¿Por qué hay que estudiarlo en Los Ángeles? ¿Por qué escoge llamar el traje de la pachuca con su mismo nombre masculino, aun cuando Ramírez reconoce que no todas las pachucas se vestían «de hombres»? Y, lo más importante, ¿cómo podemos utilizar el «zoot suit» de estas mujeres —como símbolo y como práctica de vestirse, relacionada intrínsecamente con el cuerpo— para reclamar la identidad de la pachuca y su rol en la historia norteamericana y en la cultura chicana?

Notas

[1] Varios autores han escrito y publicado extensivamente sobre las subculturas y sus modas como forma de resistencia. Algunos han incluido análisis del rol de las mujeres dentro de las subculturas y sobre la creación de normas de género, incluso dentro de estos grupos no-normativos. Ver, por ejemplo, a Dick Hebdige, “Style,” en Fashion Theory: A Reader, editado por Barnard Malcolm (Londres: Routledge, 2007), 256-266; Stuart Hall y Tony Jefferson (eds.), Resistance Through Rituals: Youth Subcultures in Post-War Britain (Nueva York: Routledge, 2005); Paul Hodkinson, Goth: Identity, Style, and Subculture (Oxford y Nueva York: Berg, 2004).

Cómo citar esta reseña

Beltrán-Rubio, Laura. 2019. «Catherine S. Ramírez: La mujer en el tacuche». Culturas de Moda. 25 de marzo. http://culturasdemoda.com/catherine-s-ramirez-la-mujer-en-el-tacuche/.

Laura Beltrán-Rubio es curadora, investigadora y educadora de moda, con énfasis en Latinoamérica y las artes indígenas globales. Recibió su Maestría en Estudios de Moda de Parsons School of Design (Nueva York) y su Ph.D. de la Universidad de William & Mary (Virginia). Su trabajo explora las construcciones de identidad a través de la moda y el arte.

En 2019, diseñó y dictó el primer curso introductorio a los Estudios de Moda en Colombia, ofrecido a través de la Maestría en Diseño de la Universidad de Los Andes en Bogotá. Actualmente es Profesora en De Montfort University (Reino Unido) e Investigadora Senior en Fashion and Race Database.

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