Estudios e historia de la moda en Latinoamérica. Estado del arte

Los estudios de moda no son nuevos. Tal vez puedan considerarse jóvenes si se les compara con la historia del arte, la antropología, la historia y otras disciplinas que surgieron en el siglo XIX. Y, si se comparan con la aritmética y la poesía, cuyas raíces seguramente se encuentran en la Antigüedad clásica, están recién nacidos. Pero lo cierto es que los “estudios de moda” como los conocemos hoy —con ese carácter interdisciplinario y multi-metodológico, que toma de los estudios culturales para entender la moda— llevan décadas gestándose. Incluso en Latinoamérica, en donde el término “estudios de moda” para referirse al análisis crítico y académico de la moda no se ha impuesto sino hasta más o menos el último decenio, es imposible decir que esta área académica es nueva (aunque tampoco se puede negar que su nombre sea relativamente reciente).

Es cierto que, comparado con la producción de los llamados fashion studies en las academias de habla inglesa (principalmente en el Reino Unido y Estados Unidos), es más bien poco lo que se ha publicado en español sobre “estudios de moda” propiamente dichos. Pero no hay escasez de investigaciones que han buscado entender la moda en sus distintas manifestaciones en la región que hoy llamamos Latinoamérica. ¿Y cómo no, si incluso desde antes de la invasión española los textiles y la ropa conforman una parte tan esencial de las sociedades que han habitado este territorio?

Más que un adelanto de lo que se verá en esta primera edición de Culturas de Moda, aquí me propongo cuestionar, precisamente, el estado de los estudios y la historia de la moda en Latinoamérica y el mundo hispanohablante. Pero antes es necesario responder a la pregunta: ¿qué son los famosos “estudios de moda”?

Foto de un vestido elaborado con retazos de denim en distintos tonos de azul sobre un maniquí de color blanco.
Serendipity. Vestido elaborado con retazos de denim en varios tonos de azul, 1976. Expuesto en "In America. A Lexicon of Fashion" en el Metropolitan Museum of Art, Nueva York. Fotografía de Laura Beltrán-Rubio.

Las definiciones más formulaicas dirían que los estudios de moda buscan entender las distintas facetas de la moda: como imagen, como idea y como cultura material, entre otras. Esto se logra a partir de diversas teorías y aproximaciones metodológicas, por lo general tomadas de una variedad de disciplinas académicas. Esta especie de “bricolaje” de teorías y metodologías, como lo describió Caroline Evans en el 2003, conforman un área de estudios que es considerada inherentemente interdisciplinaria y multi-metodológica.

El campo de los estudios de moda es cada vez más conocido en la academia global; cada vez hay más publicaciones al respecto y profesionales que se desempeñan en él. Su desarrollo se ha dado principalmente en inglés y, con frecuencia, parte de la idea de que la moda es un fenómeno “occidental”, “moderno” y, por lo general, capitalista. Pero dentro de estas expresiones hegemónicas de los fashion studies, se ha empezado a cuestionar la asociación de la moda exclusivamente con la modernidad y lo europeo (o europeizado).

Portada del libro "The Latin American Fashion Reader", editado por Regina A. Root

Es aquí donde parece entrar Latinoamérica. En efecto, en los últimos años se ha ampliado increíblemente la conversación en la academia de habla inglesa sobre la moda latina (no sólo de Latinoamérica, sino también entre quienes hacen parte de nuestra diáspora). Así surgió, hace ya más de quince años, el que sigue siendo prácticamente el único libro en inglés que ha estudiado la moda latina desde la perspectiva de los fashion studies: The Latin American Fashion Reader, coordinado por Regina A. Root (2005). De los diecisiete capítulos que contiene el libro, la mayoría se dedican a la moda contemporánea, incluyendo algunas expresiones del vestuario y las tradiciones textiles indígenas de la región. Y aunque el libro junta los contextos hispánicos y portugueses, su alcance es más bien limitado y a estas alturas ya es más que necesario actualizarlo. De ahí que haya tantas publicaciones próximas a salir sobre la moda latina (principalmente contemporánea).

A pesar del auge de lo latino en la moda, los estudios críticos de la moda latina desde la(s) academia(s) extranjera(s) tienden a limitarse al análisis estereotipado de lo que puede considerarse “latino”. Además, se han enfocado casi únicamente en México, Argentina y Brasil —los grandes jugadores de la industria en la región— y la experiencia de inmigrantes de ascendencia latina en Estados Unidos. Es evidente que, por lo menos desde este lado de la academia, faltan muchísimas historias por contar.

Pero los estudios de moda en Latinoamérica están bien lejos de ser lo que se ha propuesto desde afuera y han tenido su propio desarrollo desde nuestra región. El auge de los estudios de moda en Latinoamérica ha estado guiado por una serie de cursos, publicaciones, conferencias y conversaciones cada vez más amplias en redes sociales y otros medios digitales. Me enorgullece contribuir a este proceso, no sólo con el trabajo que hacemos desde Culturas de Moda, sino también a través de los cursos que imparto desde hace ya más de 5 años en la Universidad de los Andes.

Portada del libro "Prueba de Vestuario. Diseñadores y vestuaristas en el cine argentino" de Victoria Lescano
Portada del libro "Bien Vestidos. Una historia visual de la moda en Buenos Aires (1870–1914)" de Maria Isabel Baldassarre

Quizás el acontecimiento más importante para la consolidación de los estudios de moda en la región fue el lanzamiento de la colección de Estudios de Moda de Ediciones Ampersand en Argentina. Esta colección, dirigida por Marcelo Marino, busca ofrecer a los lectores de habla hispana los recursos necesarios “para pensar la moda como un fenómeno de construcción de la apariencia”. Así, la colección inició ofreciendo traducciones de eminencias como Valerie Steele (2018) y María Luisa Frisa (2020), para luego publicar contenido más local. Son de resaltar los estudios de Victoria Lescano (2021) sobre el vestuario en el cine argentino y María Isabel Baldassarre (2021) sobre la moda en Buenos Aires en el paso del siglo XIX al XX.

Sin demeritar el gran logro que ha sido la creación de la colección de Estudios de Moda de Ampersand, seguimos teniendo un grave problema de difusión. Por lo general, las publicaciones sobre los estudios de moda en Latinoamérica siguen siendo fragmentadas y de difícil acceso, sobretodo para quienes no estamos en los lugares en que se crean. Algunas de las conversaciones que se generan alrededor de estas publicaciones tienen mayor alcance, especialmente gracias a los medios digitales, aunque todavía queda muchísimo camino por recorrer para que los aportes valiosísimos que se han venido publicando sean accesibles a públicos cada vez más amplios.

Otro problema es que nos hemos acostumbrado a pensar que los estudios de moda son completamente nuevos, además de ser importados a Latinoamérica. Aunque la expresión “estudios de moda” se haya comenzado a utilizar hace relativamente poco, desde hace décadas se ha producido investigación en torno a la moda desde disciplinas más tradicionales como la historia, la antropología, la sociología, los estudios culturales, la arqueología y la historia del arte, por citar unos pocos ejemplos.

Además, hay trabajos que datan de hace ya varias décadas, que se destacan por haber adoptado el análisis multidisciplinario que hoy caracteriza a los estudios de moda. Es el caso de El traje: transformaciones de una segunda piel (1996), en donde Isabel Cruz de Amenábar utilizó una variedad de métodos para entender la moda en Chile en la colonia y el siglo XIX. Este trabajo refleja la influencia de la historia “social” del arte que se ha impuesto por lo menos desde la década de 1970, al combinar la investigación documental en archivos con el análisis visual de obras de arte y la consulta material de prendas de vestir. Más recientemente, un auge de publicaciones ha adoptado metodologías parecidas para cuestionarse sobre la moda histórica y contemporánea en los distintos lugares que comprenden América Latina. Es el caso del trabajo de Daniela Lucena, William Cruz, Gisela Laboureau, Pía Montalva, Julimar Mora Silva, Camilo Retana y Luz Neira García, por mencionar sólo unos pocos nombres. Y es la misión que comparte Culturas de Moda con otras plataformas digitales como FashioNerd y Draw Latin Fashion.

Pero, incluso al reconocer la misión compartida entre cada vez más personas que promovemos los estudios de moda en Latinoamérica, es importante aceptar que nos hace falta generar alianzas verdaderas y duraderas. Más importantemente, hace falta crear lazos entre quienes nos consideramos pensadores, académicas o intelectuales de la moda y quienes se dedican a su creación, gestión y publicidad.

Esta última idea tal vez responda a una segunda pregunta que valdría la pena responder en este ensayo: ¿por qué habríamos de necesitar los estudios de moda en Latinoamérica?

Como proponen algunos de los ensayos en esta edición especial, la moda latina sigue creándose siguiendo los modelos euro-norteamericanos de la moda hegemónica. Desconocemos nuestra propia riqueza estética e ignoramos lo mucho que, como región, podemos contribuir a los sistemas moda globales. Y solamente desde puntos de vista críticos como los que ofrecen los estudios de moda, podemos realmente cuestionar la moda latina como ha sido planteada hasta hoy y proponer nuevos caminos, nuevos espacios para el diálogo, nuevos referentes.

Esto no quiere decir que ahora todos debamos convertirnos en investigadores o académicos de la moda. Se trata, más bien, de un llamado para que, incluso desde el diseño y los negocios relacionados con la moda, podamos repensar lo que es ser latino y reformular la moda (local y global) a partir de estos planteamientos más críticos, mejor informados y menos repetitivos de las fórmulas que ya sabemos que funcionan (como el tropicalismo desmedido y poco inclusivo de Johanna Ortiz).

Este llamado también aplica para los estudios de moda en sus expresiones más “académicas”. Dentro de la misma Latinoamérica, es relativamente poco lo que se ha buscado entender desde los estudios de moda si tenemos en cuenta la increíble diversidad de contextos, culturas y estéticas que conviven —a veces no tan pacíficamente— dentro de la región. Es hora, entonces, de dejar de repetir las mismas historias y de abrir nuevos caminos para exploraciones más robustas de lo que es y puede ser la moda latina. Es hora de dejar de pensar que los estudios de moda apenas se están comenzando a gestar en nuestro idioma y divulgar toda la riqueza que se ha publicado sobre la moda en su variedad de expresiones en Latinoamérica. Y es hora de comenzar a buscar, más activamente, formas de crear contenido nuevo y contar historias que, hasta ahora, han pasado desapercibidas.

Espero de todo corazón que esta edición especial de Culturas de Moda contribuya a ese proceso y que cada vez sean más los esfuerzos que se unan a este llamado (o que se embarquen en el camino por su propia cuenta).

A partir del 15 de febrero y hasta el 15 de marzo de 2022, publicaremos ensayos, reseñas, perfiles y términos de glosario que complementan este primer acercamiento al estado actual de los estudios y la historia de la moda en Latinoamérica y el mundo hispanohablante. La página de esta edición especial se irá refrescando a medida que vaya saliendo el contenido.

Laura Beltrán-Rubio es curadora, investigadora y educadora de moda, con énfasis en Latinoamérica y las artes indígenas globales. Recibió su Maestría en Estudios de Moda de Parsons School of Design (Nueva York) y su Ph.D. de la Universidad de William & Mary (Virginia). Su trabajo explora las construcciones de identidad a través de la moda y el arte.

En 2019, diseñó y dictó el primer curso introductorio a los Estudios de Moda en Colombia, ofrecido a través de la Maestría en Diseño de la Universidad de Los Andes en Bogotá. Actualmente es Profesora en De Montfort University (Reino Unido) e Investigadora Senior en Fashion and Race Database.

1 Comment

  1. Liliam Rubii says:

    Felicitaciones. Me encantò la forma en que está escrito todo, porque es muy agradable para leer y en la medida en que uno lee, quiere saber más.
    Muchos éxitos en este nuevo proyecto

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